viernes, 24 de febrero de 2017

Aprender a vivir sin pastor


Aprender a vivir sin pastor

La humanidad, ―cual rebaño de ovejas se considerase―, ha perdido en gran medida su capacidad de decidir con independencia, sobre los asuntos mas trascendentes de su vida. 

Trasgu, recuerda, como fue testigo de épocas que en la familia o en reuniones vecinales, se debatía y conversaba en horas de descanso, el como afrontar las grandes dificultades que la vida les presentaba.

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 𝕍enturín, callado escucha entusiasmado, los relatos centenarios de su etéreo compañero. Por una parte esta su propia experiencia de ser humano, que hace poco dejó, y que en nada se parece al escenario que dibuja Trasgu, Además de divertirse con las típicas pillerías y picardías con las que Trasgu hacía mas «entretenidas» aquellas veladas.
Pero lo que mas le llama la atención es cuando repite una y mil veces, la sabiduría que en esas reuniones informales, pero habituales se manifestaba. Una sapiencia consecuencia del aporte personal de cada uno de los presentes. El conocimiento de los problemas, ―cada uno aportaba lo que había detectado―, propiciando un intercambio de pareceres de lo que salia,la manera de enfrentarse a la dificultad cuando al día siguiente se encontrara llevando a cabo sus labores cotidianas.
Sin jerarquías, sin estructuras organizadas, sin asociaciones,... solo compromiso, lealtad, convivencia,... eran suficientes.  
Resalta Trasgu. ―comenta Venturín―, la importancia que se le daba a las opiniones de los ancianos. Contrario a lo que sucede en la actualidad. Los viejos sobran, ya que cuestan mucho y no producen. 

¿Humanos?

La persona hoy, con identidad individual de pensamiento es un inadaptado y con la exclusión social como horizonte. Triunfar en la vida es sinónimo de cúmulo de recursos y de consumos innecesarios. Esta vil manera de vivir, es endémica en la sociedad. No solo no se desprecia y combate, sino que se ensalza, dando consideración de honorabilidad a quien lo ha perpetrado.

¿Como se mantiene este estado de desigualdad?

Cuando hablamos de tercer mundo, exclusiones sociales, guerras argumentadas en una supuesta defensa, de una sociedad de bienestar, etc, estamos acallando nuestras propias conciencias. Lo hacemos para no caer en la tentación de la «reflexión», y nos pueda afectar el sentimiento de culpabilidad. Hemos creado un sistema de cura colectiva. La pertenencia.

El tejido asociativo.

Ciertas acciones no se pueden negar. Durante la primera mitad del siglo pasado, las conquistas sociales vinieron de la mano de los movimientos organizados, consiguiendo hitos muy importantes en Libertad, Igualdad, derechos humanos, medio ambiente, etc., si bien no se llevó a cabo con la misma intensidad en todo el planeta.
El poder se resintió ante las acciones de un fenómeno que no controlaba.

Manda quien manda

Pero el poder es el poder, y siempre termina reaccionando y aprovechando en su beneficio cualquier ritmo o compás que se toque. Formaron un entramado paralelo asociativo que disgregó de tal forma los fines reivindicativos, convirtiéndolos en fines lucrativos, de prestigio social, sometidos a la subvención como medio para garantizar su subsistencia, que han perdido el rumbo, siendo hoy los principales gestores de desigualdad en la sociedad. Solo tenemos que valorar como ejemplo, a la asociación de asociaciones del mundo, la ONU, donde queda reflejado en cada decisión, a quien y para quien, adopta medidas correctoras.

30%

Recientemente ha sido publicado un informe sobre el tejido asociativo de carácter nacional e internacional que da cuenta de la triste realidad. Menos del 30% del presupuesto de todo tipo de organizaciones ―partidos políticos, sindicatos, ong's, lobbies, clubes, agrupaciones, asociaciones generadoras de privilegios, organizaciones internacionales de todo tipo, etc.― se dedica a los objetivos para los que en teoría existen, y fueron ideados.

Cambio de acera

Se han convertido en ejecutores de los designios del poder. Dependen de el para su subsistencia como organización, además de que los servicios prestados, hacen crecer con descaro, en la escala social, a muchos de sus dirigentes.

 Trasgu y Venturin desde su atalaya etérea, lo comentan, y se consuelan esperando el momento en el cada uno, recupere su identidad, reflexione por si mismo, no acepte los mandatos del pastor, y se salga del rebaño. 
Los hombres y las mujeres, no nacemos en manada, venimos al mundo de uno en uno, salvo excepciones, y siempre con la libertad y la igualdad como parte de nuestro ser. No cedamos un ápice de ello.

Mis compañeros de andanzas por los vericuetos de la ilusión, se me van yendo, Hasta pronto, Espero.




Ӕ Atalaya Etérea
 𝓥enturin 𝓣rasgu 






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