Villar, la caída de un intocable.
Angel Maria Villar, detenido por la UCO en la sede de la Federación Española de Fútbol―su casa desde hace casi 30 años―por delitos de corrupción, falsedad, apropiación y alzamiento, pueden adelantar su salida del cargo que iba a ostentar hasta el 2020.
Villar, destacado futbolista del Athletic de Bilbao en la década de los 70 y 80, internacional, y jugador de carácter, fue noticia mundial en su dia, cuando en un partido contra el CF Barcelona, cansado de la hegemonía que mostraba Johan Cruyff en el campo, le soltó un buen tortazo al jugador holandés y se marchó directamente al túnel de vestuarios. Fue el único en el campo que no vió la tarjeta roja que, evidentemente, le mostró el árbitro.
Villar camina hacia el vestuario con Asensi de testigo
El fútbol, es una actividad, ubicada como deportiva, aunque hace décadas que se ha convertido, mas en un―centro, de negocios, y de espectáculos―que, en una competición.
Los movimientos de cantidades astronómicas, en fichajes, patrocinios, derechos televisivos, etc. con su inevitable tráfico de influencias, ya llevaron ante los tribunales a los presidentes de Fifa y Uefa, donde Villar ostentó diferentes cargos de relevancia.
Ahora le toca a él. Nadie pudo vencerle en las urnas. Conocía a la perfección el mundo de la RFEF, para controlar todos y cada uno de los movimientos que se realizaban en Federaciones Territoriales.
Ahora juega en otro campo, El de ciudadano. Deberá aclarar si cumplió con las obligaciones como tal.
¿Será la segunda tarjeta roja que le muestren sin que espere a verla?
